Publicado: 28 de enero 2017 05:22 AM PST
©Imelda Maurer, cdp
Una breve continuación de la
conversación de ayer la cual refuta la creencia que la vida posterior se ve
limitada por la idea de “despedirse”.
Todos conocemos las imágenes que
comparan el ciclo de vida a las cuatro estaciones del año. El otoño viene, las hojas caen, los árboles
quedan desnudos. Esperamos la próxima estación, un invierno inhóspito y
austero, el cual trae la muerte.
Un mensaje inicial importante del
autor, Gene Cohen, en su libro, “La mente madura” es que nosotros tenemos que
cambiar cada idea que hemos tenido sobre el envejecimiento. Este “problema” del
envejecimiento, Cohen relata a sus lectores, se originó con el comienzo de las
investigaciones relacionadas con el envejecimiento. Las investigaciones siempre se centraban en los déficits y
las disminuciones. El proceso de
envejecimiento siempre se veía como un problema. De hecho, entendí esto hace
unos años. En una de mis visitas a una biblioteca universitaria cercana, vi que
estaban reduciendo libros de sus estantes, y el vestíbulo de la biblioteca estaba
repleto de libro que se usaron en su escuela
de enfermería, y ahora estaban de venta al público. Mientras leía los títulos en estos libros
viejos, unos desgastados, uno de los títulos se quedó muy presente conmigo: “El
problema del envejecimiento”.
Cohen dice que debemos ver las
investigaciones que sólo recientemente han visto los aspectos positivos del
envejecimiento. Debemos darle la vuelta
– verlo de otra manera – cada creencia que hemos tenido en el pasado sobre el
envejecimiento.
Veremos de otra manera un concepto
aquí: La estación del otoño simbólico como el envejecimiento.
El concepto tradicional: El tiempo
cuando las hojas se caen de los árboles – un tipo de decaimiento y la muerte
que se avecina.
Otra manera de ver este concepto: El
otoño trae consigo la belleza de las hojas “convirtiéndolas” en colores
esplendorosos de amarillos, anaranjados y rojos atrayendo a multitudes de
nosotras a los parques y al campo, dejándonos impresionadas con tal belleza. De
hecho, estos colores siempre han
existido en las ahora brillantes hojas otoñales. Cuando las horas de luz solar
disminuyen, lo verde de la clorofila se pierde completamente. Sólo entonces los
colores brillantes que siempre han estado presentes en las hojas se pueden ver.
La belleza, el crecimiento y el desarrollo continuo es posible y visible
precisamente como consecuencia de nuestro envejecimiento.