Publicado:
19 marzo de 2016 01:09 PM PDT
© Imelda Maurer, cdp
Después de una prolongada ausencia de mi querido blog -- ¡Ya estoy de regreso! Sigo aún
entusiasmada para hablar sobre lo que es la vida y lo que puede ser en nuestros
años de envejecimiento, sobre un envejecimiento saludable, sobre las
expectativas de envejecimiento – sobre cómo nosotras que servimos a los
ancianos podemos traducir nuestro conocimiento y creencias positivas sobre la
edad y el envejecimiento en ambientes y operaciones de organización que
reflejan esas creencias para los beneficios de ésos a quienes servimos.
¿Han visto la noticia sobre la nueva película de Sally Fields, titulada
“Hola, me llamo Doris”? Sally hace el papel de una mujer de unos 60 años que
regresa al lugar de trabajo después de la muerte de su madre y se encapricha
con un tipo recién contratado en la oficina que tiene unos 30 años.
Fields, que de hecho está a punto de cumplir sus 70 años, fue
entrevistada en la revista semanal “GO!” la cual se publica por el St. Louis Post-Dispatch. En la
entrevista, Fields describe esta nueva película como “una historia de una
persona mayor que llega-a-la-mayoría-de-edad.” Luego sigue diciendo – y esto es
lo que amo y creo--: “Nuestro desafío en
vida, como seres humanos, es que siempre estamos llegando a la mayoría de edad.
Siempre estamos pasando a la siguiente fase de vida”. ¿Están dispuestas a hacer ese cambio? ¿Tienen
el valor suficiente de salir de lo que se siente cómodo?
¡Cambio –sólo otra palabra para transición -- es el aspecto de vida más
omnipresente! El crecimiento y el desarrollo es lo que ocurre a través del
proceso de cambio. Estos cambios son transiciones. ¡Siempre estamos, en cada fase de nuestra
vida, en transición!
Algunas transiciones son más evidentes que otras:
Al casarse;
Al embarazarse;
Al convertirse en un
estudiante de posgrado;
Al convertirse en suegra;
Al volverse canoso;
Al convertirse residente en un lugar distinto, una
nueva dirección;
Al convertirse en un representante electo;
Al dejar un liderazgo electo luego de que se venza el
mandato.
Observe que algunos de estos cambios reflejan cambios físicos; algunos
implican cambios emocionales profundos; todos reflejan cambios sentimentales. Esto
afirma la realidad sagrada y profunda que las relaciones son el corazón de la
vida.
Transiciones ocurren a través de la vida. No son fases de vida que
ocurren simplemente cuando nos “jubilamos” o cuando “dejamos el ministerio
activo”. Estar en transición no es un signo que la persona está ya en la tercera
edad; es un signo de cambio – de tener la posibilidad de crecimientos y
desarrollos. ¿Estamos dispuestas a ser nosotras mismas más verdaderas, más hermosas
y más completas en nuestra tercera edad o fácilmente sucumbimos a lo que nos
dice la sociedad quienes son “los viejos”?
Tenemos la posibilidad de crecimiento y desarrollo hasta aún nuestro
último aliento. ¡Piensen en esto ampliamente y contrástenlo con todo lo que nos
dice nuestra sociedad en general y los medios de comunicación! ¡Sigamos
llegando a la mayoría de edad! ¡Sigamos con el proceso de transición en maneras
maravillosas, sabias y positivas – la manera de crecimiento, la manera de
envejecimiento! ¡Proveamos el testimonio profético de un Dios misericordioso, Él
que nos ama con abandono, Él que formó estas fases de nuestras vidas, Él que
crea sólo el bien!