Thursday, August 17, 2017

Vivir el legado de ministerio

Publicado: 24 de agosto 2014
©Imelda Maurer, cdp     ilmcdp@yahoo.com

El sábado estuve entre unas 200 mujeres religiosas del área de Gran St. Louis para una reunión anual. Es una reunión que nunca quiero perder por el material que se brinda en las presentaciones, las interacciones en la mesa y las conexiones cordiales con las Hermanas que no vemos lo suficiente. Ayer no fue una excepción.

La agenda matutina incluyó ver un DVD bien hecho el cual mostró los diversos ministerios que las Hermanas hacían en esa región. Estaba muy consciente de que de todos los ejemplos ilustrados de los ministerios, el ministerio de servicio a nuestras propias ancianas frágiles estaba ausente. ¿Por qué no estaba incluido este ministerio el cual involucra a todas las congregaciones? ¿Y qué revela esta ausencia?
Yo pienso que es nuestra propia dedicación al ministerio que nos ha hecho vulnerables a este punto ciego. Al leer y responder a las señales de los tiempos, nosotras las Hermanas nos encontramos en innumerables lugares y circunstancias atendiendo necesidades insatisfechas. Hemos pasado nuestras vidas, cumpliendo la respuesta “enviadas a la misión”  de servir a otros. Pero en este servicio a las nuestras, no cumplimos esa misión. Incluso utilizamos el término “ministerio interno” para distinguir este ministerio del otro donde somos enviadas a la misión.

Aún no hay conciencia que esta misma llamada fuerte de servir al responder a las señales de los tiempos se debe contestar en este servicio a las nuestras así como cuando respondemos a las señales de los tiempos en servicio a otros.

Una anécdota lo confirma todavía más, aunque yo sospecho que podría ser verificado por cientos de ejemplos. Una Hermana, nombrada a un aspecto del ministerio para servir a los ancianos en su congregación, pidió ser trasladada después de unos años a otro ministerio. Al hablar con su provinciana, la provinciana le preguntó a la Hermana que a quién recomendaba para tomar su lugar. “La Hermana X podría ser bastante aceptable para este ministerio,” contestó la Hermana. Al cual la provinciana respondió, “oh pero la tendríamos que sacar del ministerio activo.”

Cuando hagamos un cambio del estado de consciencia a la realidad que el ministerio de servicio a las nuestras es una llamada de servir tan integral tal como todas las otras descritas en los directorios congregacionales o en nuestros sitios de Web, revelaremos que hemos captado el valor profético y testimonial de este ministerio. Leeremos nuestras Constituciones y la Declaración del Capítulo General con nuevos ojos y nuevas apreciaciones. Haremos un reconocimiento a las implicaciones de la realidad que somos un grupo de mujeres mayores que viven en una sociedad envejecida que discrimina contra las personas de la tercera edad. Cuando esta conciencia se eleve a una realidad consciente y entre en funcionamiento, será posible servir a nuestras Hermanas (y a la sociedad en general) en la misma manera profética, visionaria y creativa que ha caracterizado a nuestros otros ministerios a través de nuestra historia.   


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