Publicado:
9 de noviembre 2014
En la cita del libro de Gawande, SER MORTAL, que
publiqué la semana pasada, incluí el siguiente párrafo. Gawande aborda simple y
sucintamente dos grandes cuestiones: el propósito y el significado de la vida
posterior y las “actividades” que se practican en la mayoría de las residencias
de ancianos , incluso a fecha de hoy.
“Ella sentía que todavía quedaba tanto por hacer en
su vida. ‘Quiero ser útil, desempeñar un papel,’ dijo. Ella hacía sus propias
joyas, hacía trabajo voluntario en la biblioteca. Ahora sus actividades
principales eran jugar al bingo, ver películas DVD y otras formas pasivas de
entretenimiento en grupo. Las cosas que ella extrañaba más, me dijo, eran sus
amistades, su privacidad y un propósito en sus días. Las residencias de
ancianos han progresado mucho desde los días cuando eran almacenes de negligencia.
Pero parece que hemos sucumbido a la creencia que se pierde la independencia
física, que una vida digna y libre no es simplemente posible.”
El reto se presenta: cómo transformamos el aspecto de
la cultura en las residencias de ancianos que define las “actividades” ser
realmente actividades principalmente genéricas (el bingo o las películas DVD), que
no están relacionadas con intereses personales y son “formas pasivas de
entretenimiento en grupo.” Carter Williams, trabajadora social, defensora y
activista, mencionó en su discurso convocatorio a la Conferencia de Pioneros de
la Red en 2013 que “la vida es más que actividades. Es participación.”
Hace unos años, yo visité Perham Living, una
residencia de ancianos en Perham, MN, una visita in situ durante la Conferencia
de Pioneros de la Red. Un recuerdo extraordinario de esa visita hace unos siete
años es de una mujer que cultivaba violetas africanas en su cuarto. Era algo
que hacía desde años. Había numerosas de esas plantas bellas. Nos dijeron que
los trabajadores habían instalado un hondo estante de madera cerca de la
ventana, como ella les había pedido. Este hecho permitió que esta mujer
participara en la vida, de seguir rutinas familiares las cuales eran
significativas y placenteras. Esta mujer que crecía y cuidaba las violetas en
esta época estaba a los finales de sus noventa años.
Hay amplitud y profundidad de implicaciones y
consecuencias al pasar de las actividades a la participación. Las Regulaciones
Federales llamadas las Normas Mínimas (sí, mínimas)
exigen que las residencias de ancianos aprendan cuáles son los intereses
específicos que tiene cada residente y que desarrollen “actividades” alrededor
de esos intereses. La trágica realidad es que aun con estas normas en vigor,
los inspectores por lo general ignoran el espíritu y el sentido de las normas
mínimas en cuanto las “Actividades.”
Hay, por supuesto, las implicaciones del costo y de
los resultados para la transformación de actividades que son genéricas y/o
formas pasivas de entretenimiento en grupo. En el caso de la mujer con sus
violetas, las investigaciones demuestran que dicha participación mejora la
salud mental y emocional. El sentido del bienestar puede aumentar el sistema
inmunológico de la persona, en contraste a un estado de depresión, aislamiento
y soledad los cuales son demasiado comunes en muchas residencias de ancianos.
En teoría, entonces, esta mujer que cultivaba sus violetas africanas era menos
propensa de contraer enfermedades que no se pueden combatir teniendo un sistema
inmunológico debilitado. También, ella pudo evitar las recetas médicas
indiciosas de antidepresivos. En todo esto, ningún artículo costoso ha sido
observado, solamente la evitación de medicamentos caros acompañada con una
calidad de vida disminuida.
¿El costo para la residencia de ancianos por esta
intervención, esta calidad de vida que facilita propósito y sentido? La tabla
que sostiene las plantas. Y, posiblemente, una hora de mano de obra del
empleado del departamento de mantenimiento.
¿Qué pasaría si los intereses, las rutinas y las
preferencias se supieran, se supieran verdaderamente por el personal de cada
uno de los residentes que viven en comunidad de Vida Asistida o en comunidad de
residencia de ancianos? ¿Habría participación? ¿Nos daríamos cuenta que la
palabra “Actividades” no describe a lo que está ocurriendo cuando los
residentes participan? Yo creo que sí. Avanzamos a esa realidad cuando
describimos a la persona responsable para esta participación como el Director
de Enriquecimiento Vital y no como el Director de Actividades.
No comments:
Post a Comment