Wednesday, June 7, 2017

Misterio y Transformación --- No esa cosa “D”

Publicado: 28 de enero 2015
©Imelda Maurer, cdp     ilmcdp@yahoo.com

Esta misma mañana estaba releyendo el discurso presidencial SSJ de Carol Zinn a la Asamblea LCWR.  El tema de la Asamblea era el Santo Misterio revelado entre nosotras. Carol señala que el Misterio reside en el Corazón de Dios, y se revela a “ésos que ponen el oído en el Corazón de Dios, que escuchan atentamente y que siguen sin reservas y sin importarles el costo.” 
Las referencias que Carol menciona aluden a la Vida Religiosa tal como la vivimos hoy en día. Estamos en estado de gran cambio.  En veinte años, habrá una apariencia nueva en la vida religiosa en los Estados Unidos, literal y físicamente  a la vez. Pero mientras leo el discurso de Carol, veo la promesa del Misterio, la promesa de Transformación aun cuando hay obstáculos en el camino. Me volvía a menudo la imagen de la crisálida transformándose inesperada y misteriosamente en una bella mariposa.
Ayer comencé a leer otro artículo, éste también hacía referencia a la vida religiosa. Solamente leí el primer párrafo,  pero regresaré a leerlo en su totalidad después. La autora, una hermana religiosa dice, “se me pide que reflexione en la disminución congregacional….” Sin duda, cuando veo la palabra ‘disminución’ utilizada en el contexto de la vida religiosa, tengo una reacción visceral que es más como una vehemencia. ¿Por qué? Porque disminución quiere decir una reducción.  El diccionario Merriam Webster da una definición de disminuir: “ser o hacer parecer más pequeño o de menos importancia.”
Las hermanas religiosas en los Estados Unidos no creen que la vida religiosa sea menos importante. Nosotras creemos esto aun viendo menos nuevas religiosas.  La respuesta amplia a la Visita Apostólica fue que nosotras, las hermanas religiosas, crecíamos en solidaridad y en confianza. Hay un sentimiento que estamos más fuertes hoy que al principio de la Visita Apostólica.
Por estas y más razones nos hacemos un gran flaco favor y también se lo hacemos a los demás que reciben nuestra palabra de ‘disminución’ cuando se dice o se escribe sin reservas y sin ningunas calificadoras descriptivas dentro y/o entre congregaciones de mujeres religiosas. Cuando se utiliza la palabra ‘d’, ¿están hablando las hermanas religiosas de un número más pequeño entre las religiosas mismas?  Si lo es, entonces la “disminución de números” es la descripción y la terminología correcta. ¿Las hermanas religiosas están hablando de la mayor edad mediana, la cambiante proporción  en el número de ésas que se han “jubilado” con esas hermanas religiosas que están en el “ministerio activo?” Temo que éste es el caso casi siempre. Temo que la mayoría de muchas de las hermanas religiosas verdaderamente ven –al menos inconscientemente – el proceso de envejecimiento, el cual nos da nuestra mayor edad mediana, como una época de pérdida y disminución. Eso es lo que toda la sociedad nos grita desde cualquier fuente imaginable.
Como gerontóloga, traigo las buenas noticias que esta perspectiva sobre el envejecimiento es totalmente incorrecta. ¡Ése es tema para muchas otras entradas del blog! Hoy, pongo la palabra “d” y sus aplicaciones inconscientes y sin reservas dentro del contexto del discurso presidencial de Carol Zinn. Lo que vemos fácilmente como pérdida y disminución congregacional es más bien el Santo Misterio. Somos llamadas por los signos de nuestros tiempos para discernir lo que está surgiendo, para vivir en un futuro del cual no conocemos, pero en el que confiamos porque tenemos puesto el oído en el Corazón de Dios. La oruga animada y colorida con su voraz apetito puede parecer estar retrocediendo mientras gira y se esconde en su capullo descolorido y duro. Y esa oruga, viviendo en la oscuridad, no se puede imaginar a la bella criatura que surgirá transformada totalmente.
Estamos en el Santo Misterio. No importa cuán oscuras, no importa cuán vacías parezcan las respuestas a las preguntas que hacemos, estamos surgiendo hacia el futuro. Nuestra labor es de estar seguras que nuestros oídos estén en el Corazón de Dios, que “escuchemos atentamente y sigamos libremente, no importa lo que cueste.”
El discurso presidencial de la Hermana Carol Zinn se puede acceder aquí 


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