Publicado:
28 de enero 2015
Esta misma mañana estaba releyendo el discurso
presidencial SSJ de Carol Zinn a la Asamblea LCWR. El tema de la Asamblea era el Santo Misterio
revelado entre nosotras. Carol señala que el Misterio reside en el Corazón de
Dios, y se revela a “ésos que ponen el oído en el Corazón de Dios, que escuchan
atentamente y que siguen sin reservas y sin importarles el costo.”
Las referencias que Carol menciona aluden a la Vida
Religiosa tal como la vivimos hoy en día. Estamos en estado de gran
cambio. En veinte años, habrá una
apariencia nueva en la vida religiosa en los Estados Unidos, literal y
físicamente a la vez. Pero mientras leo
el discurso de Carol, veo la promesa del Misterio, la promesa de Transformación
aun cuando hay obstáculos en el camino. Me volvía a menudo la imagen de la crisálida
transformándose inesperada y misteriosamente en una bella mariposa.
Ayer comencé a leer otro artículo, éste también hacía
referencia a la vida religiosa. Solamente leí el primer párrafo, pero regresaré a leerlo en su totalidad
después. La autora, una hermana religiosa dice, “se me pide que reflexione en
la disminución congregacional….” Sin duda, cuando veo la palabra ‘disminución’ utilizada
en el contexto de la vida religiosa, tengo una reacción visceral que es más
como una vehemencia. ¿Por qué? Porque disminución quiere decir una reducción. El diccionario Merriam Webster da una
definición de disminuir: “ser o hacer parecer más pequeño o de menos
importancia.”
Las hermanas religiosas en los Estados Unidos no
creen que la vida religiosa sea menos importante. Nosotras creemos esto aun
viendo menos nuevas religiosas. La
respuesta amplia a la Visita Apostólica fue que nosotras, las hermanas
religiosas, crecíamos en solidaridad y en confianza. Hay un sentimiento que
estamos más fuertes hoy que al principio de la Visita Apostólica.
Por estas y más razones nos hacemos un gran flaco
favor y también se lo hacemos a los demás que reciben nuestra palabra de
‘disminución’ cuando se dice o se escribe sin reservas y sin ningunas
calificadoras descriptivas dentro y/o entre congregaciones de mujeres religiosas.
Cuando se utiliza la palabra ‘d’, ¿están hablando las hermanas religiosas de un
número más pequeño entre las religiosas mismas?
Si lo es, entonces la “disminución de números” es la descripción y la
terminología correcta. ¿Las hermanas religiosas están hablando de la mayor edad
mediana, la cambiante proporción en el
número de ésas que se han “jubilado” con esas hermanas religiosas que están en
el “ministerio activo?” Temo que éste es el caso casi siempre. Temo que la
mayoría de muchas de las hermanas religiosas verdaderamente ven –al menos
inconscientemente – el proceso de envejecimiento, el cual nos da nuestra mayor
edad mediana, como una época de pérdida y disminución. Eso es lo que toda la
sociedad nos grita desde cualquier fuente imaginable.
Como gerontóloga, traigo las buenas noticias que esta
perspectiva sobre el envejecimiento es totalmente incorrecta. ¡Ése es tema para muchas otras entradas del blog! Hoy, pongo la palabra “d”
y sus aplicaciones inconscientes y sin reservas dentro del contexto del
discurso presidencial de Carol Zinn. Lo que vemos fácilmente como pérdida y
disminución congregacional es más bien el Santo Misterio. Somos llamadas por
los signos de nuestros tiempos para discernir lo que está surgiendo, para vivir
en un futuro del cual no conocemos, pero en el que confiamos porque tenemos
puesto el oído en el Corazón de Dios. La oruga animada y colorida con su voraz
apetito puede parecer estar retrocediendo mientras gira y se esconde en su
capullo descolorido y duro. Y esa oruga, viviendo en la oscuridad, no se puede
imaginar a la bella criatura que surgirá transformada totalmente.
Estamos en el Santo Misterio. No importa cuán
oscuras, no importa cuán vacías parezcan las respuestas a las preguntas que
hacemos, estamos surgiendo hacia el futuro. Nuestra labor es de estar seguras
que nuestros oídos estén en el Corazón de Dios, que “escuchemos atentamente y
sigamos libremente, no importa lo que cueste.”
El discurso presidencial de la Hermana Carol Zinn se
puede acceder aquí
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