Wednesday, June 7, 2017

HIPAA, Comunidad y privacidad: Como respetarlo todo segunda parte

Publicado: 16 de enero 2015
©Imelda Maurer, cdp     ilmcdp@yahoo.com

Ayer compartí la historia de Fred y la emergencia médica por la cual él pasó, cabe señalar que cuando uno de los vecinos me hizo preguntas sobre lo que le había ocurrido a Fred, yo no pude decirle nada.
Hubo otro acontecimiento en el mismo entorno que implicó una situación que no fue de emergencia. “Joe” tenía programada una cirugía para reemplazarle su cadera. Cuando los visité a él y a su esposa, le pregunté a Joe si había alguna cosa que él quisiera que yo les dijera a los residentes sobre su próxima hospitalización. Joe me dijo que les dijera de su inminente hospitalización, y que les pidiera oraciones. No mucho después de su cirugía, la esposa de Joe me llamó para decirme que le habían dado de alta del hospital a su esposo esa misma tarde y que ya estaba en casa! Fui a su cabaña para visitarlo brevemente, y me alegré al ver que la recuperación de Joe avanzaba rápidamente. Para ahorrarle un viaje al comedor en la oscuridad a la esposa de Joe, ofrecí llevarles la cena. Al salir de la cocina, llevando dos platos en una bolsa de plástico, les dije a los demás de los residentes que les llevaba la cena a Joe y a su esposa, que él ya había regresado del hospital. Espontáneamente hubo un estallido de aplausos de los residentes que estaban comiendo. ¡Qué expresión maravillosa de comunidad!
En otro entorno, una Comunidad de Vida Asistida, “Shirley”, una persona diminutiva, tierna y amable, requería cirugía lo más pronto posible. Shirley era soltera, y la prima y la sobrina de Shirley estaban a su lado, y venían a llevarla a media mañana al hospital. Durante el desayuno, yo les dije a los residentes, con el consentimiento de Shirley,  que ella saldría rumbo al hospital a eso de las 10:00 de la mañana. Más temprano yo le había sugerido al personal que si ellos querían, que le desearan lo mejor a Shirley si la veían esa mañana. Lo que ocurrió fue una extraordinaria muestra de solidaridad y lazos de comunidad. Cuando los familiares de Shirley llegaron, yo fui con ellas al apartamento de Shirley. Yendo por el pasillo hasta la entrada principal, dimos la vuelta del apartamento, y allí  ¡había una virtual “guardia de honor“ de unos doce residentes y personal, cada uno de ellos deseándole buena suerte, prometiéndole ofrecer oraciones y diciéndole que se apresurara y regresara pronto a su casa! Shirley, su prima y sobrina quedaron sorprendidas, porque la experiencia superó las palabras.
No todas las personas hubieran querido esa atención y hubieran podido optar de “no anunciar.” Pero la opción se le ofreció ---ésa es la esencia, yo opino --- y Shirley la aceptó.
Finalmente, comparto una historia que rodea la muerte de una de nuestras Hermanas hace tres años esta semana. Madlyn fue una buena amiga y compañera de clase desde nuestros días en la preparatoria. Algunas veces nuestra Superiora, la Hermana Ann, publicaba notitas sobre Madlyn durante las últimas semanas de vida de Madlyn. Evidentemente Ann compartió lo que Madlyn quería que se compartiera. ĺQué consuelo fue leer las palabras de Ann diciendo que Madlyn (que en esa etapa ya no quería visitas) estaba en gran paz, y  que ella soñaba de “hermosas flores y personas cariñosas!” Pudimos en una forma muy real acompañar a Madlyn durante esos sagrados últimos días y noches.
Carter Williams, un renombrado trabajador social y activista nos hace recordar en cuanto la transformación de la cultura de los servicios para personas mayores que “las relaciones son el corazón de la vida. Y eso no cambia a medida que envejecemos.”

Al tomar ese paso proactivo de preguntarle a la persona lo que quiere que la comunidad sepa, lo que quiere que sepa la familia, reconoce y honra el lugar dentro del contexto de las relaciones  en la vida de esa persona, y su lugar en la vida de la comunidad. Si se comparte la información dentro de ese círculo, las relaciones y los lazos definitivamente se profundizan. Comunidad se expresa, se vive y se profundiza en esas situaciones donde la persona afectada intencionalmente elige de compartir, con límites que la persona misma impone, algo de su jornada. Para los miembros de la comunidad, hemos compartido una jornada en común de alguna manera u otra, más íntimamente o no. Cuando los conceptos de “privacidad” o “HIPAA” se invocan indebidamente, todas nosotras sufrimos una pérdida. 

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